Las dieciséis farolas que decoran la Gran Vía de Ceuta tienen un diseño modernista, con ornamentación de flores y hojas y predominio de las líneas curvas, inspirado en las farolas del Paseo de Gracia de Barcelona, aunque han sido personalizadas por el arquitecto municipal Ángel Moreno, que las ha dotado de algunos elementos decorativos exclusivos que hacen referencia a la ciudad de Ceuta.
Se fabricaron en los Talleres Roura de Barcelona, en hierro galvanizado, pintado de negro, y su colocación se realizó en 2019.
La base es una piedra caliza con forma de «T» de la que arrancan diversos vástagos de hierro que conforman la estructura de la farola.
Un vástago vertical de ocho metros y medio de altura está coronado por una esfera armilar de latón dorado, en homenaje a los navegantes y descubridores portugueses. De este eje vertical arranca en ángulo recto un brazo horizontal de dos metros y medio de largo de cuyo extremo libre cuelga una lámpara que ilumina la calzada.
Otros dos finos tirantes de hierro, situados en el mismo plano frontal, arrancan separadamente desde la base de piedra y a medida que se alejan del suelo se van curvando y terminan uniéndose entre sí y al extremo libre del vástago horizontal.
Esfera armilar, instrumento de navegación usado por los descubridores portugueses del siglo XV. Representa un modelo reducido del cosmos desde la perspectiva terrestre.
Se cree que fue inventada hacia el año 255 a.C. por el astrónomo griego Erastótenes.
Se denomina armilar porque está formada por un conjunto de armillas (anillos o brazaletes) que representan el horizonte, el meridiano terrestre, el ecuador celeste, la eclíptica o banda zodiacal, los trópicos y círculos polares, etc., situándose en el centro de la esfera nuestro planeta, representado por una pequeña bola, de tal manera que moviendo las armillas de la esfera se simulaba el movimiento de las estrellas, así cuando el Polo Norte de la esfera apuntaba al Polo Norte del lugar permitía conocer la latitud.
Dragón situado en la fachada del Palacio Autonómico.
En la bandera de Portugal la esfera amarilla que envuelve el escudo representa una esfera armilar que hace referencia a la época de los descubrimientos marítimos portugueses del siglo XV.
A media altura de la farola, en uno de estos tirantes, se sitúa un dragón de 1,80 metros de altura, de larga cola y larga lengua, que sujeta con sus manos otra lámpara que ilumina la acera.
El diseño de este dragón se ha inspirado en los dos dragones situados en la fachada del Palacio Autonómico, a ambos lados de la puerta noble del Palacio, que sostienen unos candelabros de tres brazos con tres luminarias.
Dragón situado en la fachada del Palacio Autonómico.
Dragón situado en la fachada del Palacio Autonómico.
Entre estos finos tirantes de hierro, que constituyen el esqueleto de la farola, se disponen formas espirales, retorcidas, de las que arrancan hojas de parra y palma y flores, como si se tratara de una enredadera que trepara por la farola dando al conjunto un aire transparente y ligero.
En el único ángulo recto del conjunto, formado entre el vástago vertical y el horizontal, se encuentra el escudo de la ciudad de Ceuta.
Los treinta y dos bancos-farolas (bancs-fanals) de estilo modernista que adornan el Paseo de Gracia de Barcelona son obra del arquitecto Pere Falqués i Urpí y se elaboraron en el taller de fundición de Manuel Ballarin, cuñado de Falqués. Se colocaron en la Navidad de 1906.
Falqués derrochó una gran imaginación en el diseño de estas piezas de mobiliario urbano, fusionando dos elementos distintos: un banco para sentarse y descansar y una farola para iluminar tanto la calzada como la acera. El resultado es un banco-farola multifuncional que proporciona alumbrado y al mismo tiempo sirve de reposo al transeúnte.
La base es un banco de piedra redondeado, recubierto con el característico elemento modernista de Gaudí: el «trencadís» (troceado o picadillo), elaborado con fragmentos cerámicos, principalmente azulejos, unidos con argamasa.
El «trencadís» además de decorativo, es funcional ya que mantiene limpia y brillante la superficie que reviste porque no precisa pintura y sólo con ayuda de la lluvia se mantiene en buenas condiciones.
La farola es de hierro forjado y emerge verticalmente desde el banco. En su diseño modernista predominan las líneas curvas sobre las rectas.
Su estructura principal está compuesta por:
- un fino vástago vertical del que arranca, formando un ángulo recto, otro horizontal más corto, de cuyo extremo libre cuelga una luminaria que ilumina la calzada.
- dos finos tirantes de hierro, situados en el mismo plano frontal, que arrancan separadamente desde el banco y a medida que se separan del suelo se van curvando con un característico golpe de látigo («coup de fouet») y terminan uniéndose entre sí y al extremo libre del vástago horizontal.
A media altura de la farola, desde uno de estos tirantes, se eleva una forma espiral de la que cuelga otra lámpara que ilumina la acera.
- Entre estos finos tirantes de hierro, que constituyen el esqueleto de la farola, se disponen formas espirales, retorcidas, de las que arrancan hojas de parra y palma y flores, como si se tratara de una enredadera que trepara por la farola dando al conjunto un aire transparente y ligero.
En la parte más alta de la farola, donde se dibuja el único ángulo recto del conjunto formado entre el vástago vertical y el horizontal, se encuentra el escudo de la ciudad de Barcelona y por encima la corona de Aragón con la cimera del murciélago («ratpenat»).
El murciélago es símbolo del rey aragonés Jaime I el Conquistador quien, según una leyenda, durante la conquista de Valencia fue avisado por un murciélago de un avance sorpresa del enemigo.
En la novela «El juego del ángel» de Carlos Ruiz Zafón, publicada en 2008, aparece en la portada una de las farolas del Paseo de Gracia de Barcelona.
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